El tiempo se desliza por mis manos mientras me muestra su sonrisa burlona, esos dientes afilados que me dicen "mira cómo corro, mira cómo no puedes detenerme".
Las horas pasan ágiles, los días se evaporan, se eliminan como el fuego al soplar una vela, dejando sólo una estela de humo... "aquí hubo fuego".
Hay tantas cosas que debo hacer pero no logro concentrarme y se que se debe a una razón: desequilibrio emocional.
Estoy en una etapa en la que intento encontrar mi camino a seguir, me siento como en el país de las maravillas, deambulando, buscando algo que desconozco.
Me siento frustrada, impotente, insegura, débil. Tengo tantas cosas por terminar pero no me importan lo suficiente, después de todo ¿de qué me sirve, si no lo voy a aplicar, si no es lo que quiero hacer?
Desmotivación e inseguridad, el pan de cada día.
Y el reloj avanza.
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