"Cuando el teléfono sonó a las 2 a.m. yo supe..."
Supe que me había quedado dormida de nuevo, esperando una respuesta suya, con el computador en mis piernas. Abrí los ojos repentinamente aunque aún con la sensación de embriaguez que deja un sueño interrumpido; vi la luz encendida y regresé a ver a mi izquierda, a la mesita de noche de color caoba. Encima, casi en la esquina estaba el celular vibrando constantemente, indicando que alguien estaba llamando. Era él.
Contesté con la voz baja y ronca, él me pidió disculpas pues también se quedó dormido.
Hablamos por un minuto más y cada uno se despidió para ahora sí dormir correctamente, cada uno en su cama, en su habitación, cada uno separado. Vi la hora y eran las 2 de la mañana, estaba con la misma ropa del día de ayer y en mis piernas se apoyaba el computador apagado, casi volteado hacia la derecha.
Como es costumbre antes de ir a dormir hice un recuento de todo el día y mientras me cambiaba me reproché el haber caído tan fácilmente en los brazos de Morfeo.
Seguramente me quedaba dormida esperando su respuesta por aburrimiento o tal vez como él por cansancio, pero me gusta pensar que me quedaba dormida inconscientemente para encontrarlo entre sueños, poder tenerlo cerca y escuchar sus palabras directamente de sus labios o en todo caso ir a buscarlo, mirar cómo dormía y quedarme ahí cuidándolo. Tal vez solo así lo vería una vez más.
Pero desperté a las 2 a.m., no hubo una respuesta, no hubo una despedida y no lo he vuelto a ver nunca más.
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